domingo, 24 de agosto de 2014

64. EL SEÑOR HA ESTADO GRANDE CON NOSOTROS Y ESTAMOS TRISTES PERO ALEGRES

Estas son las palabras que mejor expresan nuestros sentimientos ante la partida de D. Avelino Peña Pérez, sacerdote que ha vivido los últimos años de su vida sacerdotal en nuestra parroquia. He aquí el recuerdo agradecido de algunos de los que le hemos conocido y querido en estos años.


Nació el día de la Virgen de Fátima (13 de mayo de 1936).
Fue ordenado sacerdote de Jesucristo el día de la Virgen de la Merced (24 de septiembre de 1960).
Marchó a la casa del Padre el día de la fiesta de Santa María Reina (22 de agosto de 2014)
In memoriam.
En el silencio de la noche, silenciosamente, así, como le gustaba a él, sin hacer ruido,  Avelino Peña Pérez se nos ha ido, ha muerto.
Un hombre sencillo, bueno, siempre con esa sonrisa del que vive en paz consigo y con los demás, un sacerdote desprendido, generoso, entregado a la Causa nos ha dejado. El  13 de mayo de 1936 nacía en Las Celadas del Páramo. Estudia en el Seminario de Burgos, siendo ordenado sacerdote el  24 de septiembre de 1960. Gallejones de Zamanzas fue su primer destino. Luego, Santa María Tajadura, Villarmentero. Del Urbel al Odra: Villasilos y Villaveta y, de aquí, a Venezuela (Isla Margarita) de donde volvió, herido de muerte, hace cinco años.
Avelino nos ha dejado, un sacerdote querido y admirado por todos por su cercanía, sencillez y buen humor. Sin pretensión humana alguna. Buen y fiel amigo,  capaz de acercar posturas, tendiendo puentes,  quitando importancia y relativizando cuestiones que, sin serlo, a veces absolutizamos.
Avelino ha muerto, como sacerdote le ha tocado  experimentar, en primera persona, aquello que él tantas tuvo que acompañar a otros. Sabemos, como él creyó y anunció, que su partida no es hacia la nada absoluta sino hacia la Vida plena, definitiva. Por eso, a la vez que agradecemos a Dios su vida, le ponemos en sus manos: “Recuerda, Señor, a tu sacerdote Avelino…”.
Así, en las manos y en el “recuerdo”  del que no muere: Avelino, ¡Descansa en paz!            Jesús Yusta Sainz

ALGUNOS TESTIMONIOS DE PERSONAS DE LA PARROQUIA QUE LE TRATARON CON FRECUENCIA…
o   Una gran persona a la que quería mucho, pero estoy segura que nos está cuidando a todos desde el cielo. Que nos cuide desde el cielo.
o   Una gran pérdida. Se le va a echar en falta.
o   Se ha ido en silencio y pasando desapercibido como a él le gustaba.
o   Damos gracias a Dios por haberle puesto en nuestras vidas.
o   Que descanse en la paz y en la alegría del Señor este sacerdote sencillo, callado sonriente, fiel y bueno con el que he vivido en la parroquia estos cinco años.
o   Descanse en paz en manos de María.
o   Rezaremos por él aunque seguro que ya está feliz al lado del Padre.
o   Siempre le recordaremos.
Destacamos en él…
o   Su entrega y alegría.
o   Siempre se le veía feliz, eso es verdad. ¡Siempre estaba con una sonrisa! Me quedo con la sonrisa permanente que tenía para todos. Siempre sonriendo a todos. Yo le vi el día de la Virgen [15 de agosto]. A pesar de estar enfermo siempre con una sonrisa. Un buen recuerdo de él.
o   Su sonrisa y preocupación por todos nosotros.
o   Su actitud constante de servicio a pesar de sus dificultades de movilidad.
o   Su tranquilidad y su buen hacer, aun teniendo ya cierta edad.
o   Yo me quedo con el testimonio de su valía en la ancianidad. En la Iglesia todos somos necesarios… en una sociedad que aisla a sus mayores.
o   Los paseos de después de misa hasta su casa en los que me contaba cosas de Venezuela y de cuando era joven.
o   Tenía algo pues sabía llegar a los demás. Mi hija desde pequeña le viese donde le viese tenía que saludarle. Y si llegas a los niños es que tienes un gran corazón.
o   Lo bueno que le sabían las gominolas y bombones y lo rápidamente que se las comía. ¡Como le gustaban!
o   En algunos cumpleaños nos cantaba el cumpleaños feliz como lo cantaban en Venezuela cuando él estaba allí. Muy gracioso.
ACCIÓN DE GRACIAS
o   Señor, D. Avelino ha sido un sacerdote callado pero constante y trabajador en nuestra parroquia anunciándonos tu evangelio como lo había hecho con anterioridad en Isla Margarita (Venezuela). En estos años que ha permanecido entre nosotros ha sabido sembrar para que nosotros podamos recoger sus frutos.
o   Yo quisiera recordarte, querido D. Avelino, endulzándote y endulzándonos con caramelos, gominotas y bombones. Cuanto te gustaban, ¿no es cierto?
o   Te deseamos lo mejor en la casa del Padre pero no dejes de velar por nosotros.
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o   Gracias, D. Avelino, por todos los años que has estado en la parroquia. Todos te tomamos mucho cariño por tu forma de ser tan cercana, la sonrisa que nos ofrecías cada día y la paz que nos trasmitías. Recordaré siempre los paseos que dábamos después de la misa hasta tu casa en los que me contabas un montón de experiencias de tu vida en Venezuela. Me has enseñado a apreciar mi vida y la de los demás de una manera especial.
o   Le pido a Dios que no deje de haber personas como tú, que mueren felices al recordar su buen hacer en este mundo.
o   Doy gracias al Señor por haberte conocido y estoy segura de que nos estás cuidando a todos desde el cielo porque una persona que ha hecho feliz a tanta gente y ha entregado tantos años de su vida a los demás no merece estar en otro sitio. Hasta siempre y gracias.
Un sencillo video-recuerdo de estos años entre nosotros
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