jueves, 6 de enero de 2011

31. EPIFANÍA: ¡QUE GRAN REGALO: JESÚS!

Última gran fiesta de Navidad: la Epifanía, la manifestación de Dios hecho niño a todos pueblos representados por los magos de Oriente. ¿Qué supuso para Melchor, Gaspar y Baltasar aquel viaje siguiendo la estrella? ¿Qué puede suponer para nosotros al comienzo del 2011?
Encuentro de los magos con Jesús según la película Jesús de Nazaret.
Algunas ideas para una lectura creyente sobre lo vivido por los magos 
Una estrella brillaba en la noche e invitaba a ponerse en camino.
    ¿Qué estrella/as nos invitan a ponernos en camino: personas, acontecimientos, textos de la Palabra de Dios…? 
    Aquellos magos de Oriente estaban atentos a lo que acontecía en la noche y al sentirse atraídos por la estrella se pusieron en camino. En cambio, otros no vieron la estrella porque no miraban hacia lo alto y tampoco faltaron quienes la vieron pero… no quisieron dejar sus comodidades y seguridades y permanecieron en sus casas.
      ¿Qué razones encontramos para no lanzarnos a los caminos en busca de Jesucristo? 
      Durante el largo camino no faltaron dificultades (no saber con precisión a donde iban), fatigas (cansancio e incomodidades del camino) y oscuridades (al desaparecer la estrella). Sin embargo, no cedieron al desaliento ni a la tentación de volverse a casa. Caminaron alimentando su esperanza, preguntando a quienes podían saber algo (Herodes) cuando se sintieron desconcertados.
        ¿Qué dificultades encontramos en el camino de nuestra vida como cristianos? ¿Cómo actuamos ante esas dificultades? 
        Se pusieron en camino juntos, caminaron unidos compartiendo esperanzas y dificultades y llegaron a Belén fortalecidos por lo vivido en común.
          ¿Qué importancia le damos al caminar junto a otros, apoyándonos mutuamente y compartiendo nuestra esperanza? 
          Herodes se siente amenazado por el nacimiento de Jesús y quiere destruirlo. Sin embargo, indirectamente les ayuda a los magos al decirles donde tiene que nacer el Mesías.
            ¿Somos conscientes de que podemos recibir ayuda para nuestro caminar de cualquier persona aunque no sea de los “nuestros”? 
            Al encontrarse con Herodes descubren lo impensable: el rey de los judíos no nace en un palacio o una casa principal de Jerusalén. Con su llegada a Belén ven lo increíble: un niño recién nacido: frágil, indefenso, totalmente dependiente… y nacido en un establo es el Emmanuel (el Dios con nosotros). Y en vez de decepcionarse por lo encontrado son capaces de dejarse sorprender y “atrapar” por esta manera tan “rara” de hacerse presente Dios en nuestra historia. Se echan por tierra, le contemplan asombrados y le ofrecen lo que llevan: oro, incienso y mirra.
              ¿Somos capaces de aceptar esta manera de venir Dios a nuestro mundo: pobre, pequeño…? ¿No preferiríamos un Dios más “fuerte y poderoso”? ¿Qué estoy dispuesto a ofrecerle? 
              En el establo se encuentran María y José, los padres de Jesús, arropando con cariño a su hijo. María les muestra a los magos a Jesús y les enseña a contemplarle con los ojos del corazón.
              El hecho de que Jesús naciera en una familia, ¿qué nos sugiere a nosotros? ¿Nos acercamos a María para encontrar a Jesús?
                Los magos después del encuentro vuelven a su hogar. Ya no son los mismos. Les ha transformado el camino y lo que han experimentado en Belén. Han cambiado su idea de Dios y han cambiado ellos mismos. Han descubierto el amor increíble de Dios en un niño y se han entregado a Él y a su causa. La luz ya no les guía desde fuera (como ocurría con la estrella) sino que la encuentran dentro de sí mismos. Saben que han de consumirse (como la vela) para dar luz a aquellos con los que se encuentren.
                  ¿Estamos convencidos de que –como decía el cardenal Suhard- ser cristianos es “llevar una vida que resulta inexplicable sin Dios”?

                  Canción de reyes: Cuando los niños vieron al niño
                  Oración para el día de Reyes
                  Que la luz de tu estrella me lleve, Señor, a tu Palabra, encarnada en un portal, en el rostro de un niño, en la mirada de una madre, en la protección de un padre…
                  Que tu estrella me guíe para descubrir a quienes te buscan, a quienes caminan en la esperanza de encontrarte, y compartir la experiencia de contemplarte como un pastor, como un mago…
                  Hoy es día de adorarte, de buscarte, y sobre todo de sentir la grandeza de dar y de darse, y de interiorizar el regalo de recibir tu presencia, tu compañía…
                  Gracias, Padre porque hoy, en el día de los regalos, nos muestras la alegría que viene del “ser” y del dar, y que un niño rodeado de amor, enviado en amor, y entregado en amor… mueve el mundo y nos da motivos de esperanza…
                  Que seamos como niños: alegres hoy, ilusionados con mañana, dispuestos a aprender, a crecer, reconociendo a quien nos ama, a quien nos cuida, a quien nos enseña… Y que recibamos el regalo de ser tus Hijos y nos abramos al amor de quien lo dio todo por nosotros.
                  Padre, ayúdanos a no cesar de buscar como los magos de oriente, que no dejemos de mirar al cielo para encontrar la luz que guíe nuestros pasos, y que mantengamos la esperanza de encontrarte desde el afán de buscar con fe.
                  Acabamos reenviando a lo que colgamos en esta página para el comienzo del año. También puede valernos para empezar con nueva ilusión el 2011 de la mano de María. Pincha aquí

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