jueves, 31 de diciembre de 2009

12. FIN DE AÑO Y COMIENZO DEL 2.010 CON MARÍA

Cerrando un volumen más
del libro de nuestra vida
    En pocas horas, cierras un volumen más del libro de tu vida. Cuando comenzaste este libro todo era tuyo, te lo puso Dios en las manos, podías hacer con él lo que quisieras: un poema, una pesadilla, una blasfemia, una oración…

   Podías... Hoy ya no puedes; no es tuyo, ya lo has escrito, ahora es de Dios. Te lo va a leer todo Dios el mismo día en que te mueras, con todos sus detalles. Ya no puedes corregirlo. Ha pasado al dominio de la eternidad.

   Piensa unos momentos, en esta última noche del año. Toma tu libro y hojéalo despacio, deja pasar sus páginas por tus manos y por tu conciencia. Ten el gusto de verte a ti mismo. Lee todo. Repite aquellas páginas de tu vida en las que pusiste tu mejor estilo.

   No olvides que uno de tus mejores maestros eres tú mismo. Lee también aquellas páginas que nunca quisieras haberlas escrito. No.... no intentes arrancarlas, es inútil. Ten valor para leerlas, son tuyas. No puedes arrancarlas, pero puedes anularlas cuando escribas tu siguiente volumen. Si lo haces, Dios pasará éstas de corrida cuando lea el libro de tu vida en el último día.

  Lee la que ha sido tu vida durante el año en este último día. Hay en él trozos de ti mismo; es un drama apasionado en el que, el primer personaje eres tú. Tú en escena con Dios, con tu familia, con tu trabajo, con la sociedad. Tú lo has escrito con el instrumento asombroso de tu libertad sobre la superficie inmensa y movediza del mundo. Es un libro misterioso, que en su mayor parte, la más interesante, no puede leerlo nadie más que Dios y tú. Si tienes ganas de besarlo, bésalo, si tienes ganas de llorar, llora fuerte sobre tu viejo libro en la última noche del año.

  Pero, sobre todo, reza sobre tu libro viejo. Tómalo en tus manos, levántalo hacia el cielo y dile a Dios solo tres palabras: ¡Gracias! ¡Perdón! ¡Ayuda!

  Después dáselo a Cristo. No importa como esté, aunque tenga páginas negras, Cristo sabe perdonar. Esa noche te ha de dar Dios otro libro completamente blanco y nuevo. Es todo tuyo. Vas a poder escribir en él lo que quieras.

  Pon el nombre de Dios en la primera página. Después dile que no te deje escribirlo solo. Dile que te tenga siempre de la mano... y del corazón.


Oración para terminar el año
   Señor Dios, dueño del tiempo y de la eternidad, tuyo es el hoy y el mañana, el pasado y el futuro.

  Al terminar este año quiero darte gracias por todo aquello que recibí de TI. Gracias por la vida y el amor, por las flores, el aire y el sol; por la alegría y el dolor, por cuanto fue posible y por lo que no pudo ser.

  Te ofrezco cuanto hice en este año, el trabajo que pude realizar y las cosas que pasaron por mis manos y lo que con ellas pude construir.

  Te presento a las personas que a lo largo de estos meses amé, las amistades nuevas y los antiguos amores, los más cercanos a mí y los que están más lejos, los que me dieron su mano y aquellos a los que pude ayudar, con los que compartí la vida, el trabajo, el dolor y la alegría.

  Pero también Señor, hoy quiero pedirte perdón, perdón por el tiempo perdido, por el dinero mal gastado, por la palabra inútil y el amor desperdiciado. Perdón por las obras vacías y por el trabajo mal hecho, y perdón por vivir sin entusiasmo.

  También por la oración que poco a poco fui aplazando y que hasta ahora vengo a presentarte. Por todos mis olvidos, descuidos y silencios nuevamente te pido perdón.

  Hoy te pido para mí y los míos la paz y la alegría, la fuerza y la prudencia, la claridad y la sabiduría.

  Quiero vivir cada día con optimismo y bondad llevando a todas partes un corazón lleno de comprensión y paz.

  Cierra Tú mis oídos a toda falsedad y mis labios a palabras mentirosas, egoístas, mordaces o hirientes.

  Abre, en cambio, mi ser a todo lo que es bueno, que mi espíritu se llene solo de bendiciones, y las derrame a mi paso.

  Cólmame de bondad y de alegría para que cuantos conviven conmigo o se acerquen a mi encuentren en mi vida un poquito de TI.

  Danos un año feliz y enséñanos a repartir felicidad. Amén.


ADEMÁS SOMOS INVITADOS A COMENZAR
EL AÑO 2.010 DE MANO DE LA VIRGEN MADRE
A continuación podemos escuchar dos canciones de la Hermana Glenda que se apoyan en palabras de María.
La primera canción es Magnificat: una magnifica manera de empezar el año proclamando la grandeza del Señor y alegrándonos en Él nuestro Salvador.


La otra canción es Hágase en mí: con las palabras de María ante la propuesta de ser la madre de Jesús hacemos un recorrido por la imagen de nuestra Virgen Blanca del Contenedor que el día 12 de enero cumplirá tres años en nuestra Parroquia



Y por si lo anterior no fuera suficiente: Algunos buenos propósitos para el nuevo año pero sin olvidar lo que señala un himno litúrgico de este tiempo de Navidad y que bien podríamos hacer nuestro:
Poner paz en tanta guerra, calor donde hay tanto frío,
ser de todos lo que es mío, poner un cielo en la tierra.
¡Que misión de escalofrío la que Dios nos confió!
¡Quien lo hiciera y fuera yo!






















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sábado, 26 de diciembre de 2009

11. NAVIDAD: DIOS SE HACE NIÑO

NO NOS HA TOCADO EL GORDO DE LA LOTERIA DE NAVIDAD PERO...
HEMOS SIDO AGRACIADOS CON EL "GORDITO" DE NAVIDAD
ACOJÁMOSLO CON ALEGRÍA




ANTE EL MISTERIO DE NAVIDAD
Por José Luis Martín Descalzo
1. Asombro y ternura
Dos palabras me parecen inevitables siempre que se habla de la Navidad: asombro y locura. Asombro por parte de nosotros, los creyentes. Locura, por parte de Dios. Dos palabras que van más allá de la simple ternura.

Porque tal vez hayamos reblandecido la Navidad a base de ternurismos. La sonrisa, la ingenuidad, la ternura, son partes inevitables de la Navidad. Pero la Navidad, que es eso, es también mucho más. Buenos son los turrones, los champagnes, las serpentinas y los nacimientos. Buenos, siempre que no se queden en frivolidad superficial y en simple ternurismo.
Porque la Navidad es un tiempo dulcísimo, pero también tremendo, como tremendo es eso de que Dios se haga uno entre nosotros, que Dios haya querido no sólo parecerse, sino ser también un bebé.
Hay un verso de Góngora que a mí me impresiona siempre y en el que el poeta defiende que el día de Belén es más importante que el del Calvario, porque, dice el poeta: «hay mayor distancia de Dios a hombre, que de hombre a muerto».
Efectivamente, el gran salto de Dios se produjo en Belén, su gran descenso hacia nosotros. Y nuestra gran subida. Porque «si Dios se ha hecho hombre, ser hombre es la cosa más grande que se puede ser». Por eso decía al principio que la gran locura de Dios se produjo este día en el que se atrevió a hacerse tan pequeño como una de sus criaturas. Locura a la que los hombres deberíamos responder con ese asombro interminable de quienes vivieron casi asustados de la tremenda bondad de Dios.
De ahí que la mejor manera de celebrar la Navidad sea volverse niños. A la locura de Dios los hombres sólo podemos responder con un poco de esa locura bendita y pequeña que es hacernos niños. Al portal de Belén sólo se puede llegar de dos maneras: o teniendo la pureza de los niños, o la humildad de quienes se atreven a inclinarse ante Dios. Es lógico, por lo demás: Si Dios se hizo pequeñito para llegar hasta nosotros, ¿cómo podríamos llegar nosotros hasta Él sin volvernos también pequeñitos?
2. Amor del Dios cercano
¿Qué es verdaderamente la Navidad para nosotros, los cristianos? Tal vez ustedes me respondan que son los días de la ternura, de la alegría, de la familia. Pero yo, entonces, volvería a preguntarles: ¿Por qué en estos días nuestra alma se alegra, por qué se llena de ternura nuestro corazón? La respuesta la sabemos todos, aunque con frecuencia no la vivamos.
Yo diría que la Navidad es la prueba, repetida todos los años, de dos realidades formidables: que Dios está cerca de nosotros, y que nos ama.
Nuestro mundo moderno no es precisamente el más capacitado para entender esta cercanía de Dios. Decimos tantas veces que Dios está lejos, que nos ha abandonado, que nos sentimos solos... Parece que Dios fuera un padre que se marchó a los cielos y que vive allí muy bien, mientras sus hijos sangran en la tierra.
Pero la Navidad demuestra que eso no es cierto. Al contrario. El verdadero Dios no es alguien tonante y lejano, perdido en su propia grandeza, despreocupado del abandono de sus hijos. Es alguien que abandonó él mismo los cielos para estar entre nosotros, ser como nosotros, vivir como nosotros, sufrir y morir como nosotros. Éste es el Dios de los cristianos. No alguien que de puro grande no nos quepa en nuestro corazón. Sino alguien que se hizo pequeño para poder estar entre nosotros. Éste es el mismo centro de nuestra fe.
¿Y por qué bajó de los cielos? Porque nos ama. Todo el que ama quiere estar cerca de la persona amada. Si pudiera no se alejaría ni un momento de ella. Viaja, si es necesario, para estar con ella. Quiere vivir en su misma casa, lo más cerca posible. Así Dios. Siendo, como es, el infinitamente otro, quiso ser el infinitamente nuestro. Siendo la omnipotencia, compartió nuestra debilidad. Siendo el eterno, se hizo temporal.
Y, si esto es así, ¿por qué los hombres no percibimos su presencia, por qué no sentimos su amor? Porque no estamos lo suficientemente atentos y despiertos. ¿Se han dado ustedes cuenta de que con los fenómenos de la naturaleza nos ocurre algo parecido? Oímos el trueno, la tormenta. Llegamos a escuchar la lluvia y el aguacero. Pero la nieve sólo se percibe si uno se asoma a la ventana. Cae la nieve sobre el mundo y es silenciosa, callada, como el amor de Dios. Y nadie negará la caída de la nieve porque no la haya oído.
Así ocurre con el amor de Dios: que cae incesantemente sobre el mundo sin que lo escuchemos, sin que lo percibamos. Hay que abrir mucho los ojos del alma para enterarse. Porque, efectivamente, como dice un salmo «la misericordia de Dios llena la tierra», cubre las almas con su incesante nevada de amor.
Navidad es la gran prueba. En estos días ese amor de Dios se hace visible en un portal. Ojalá se haga también visible en nuestras almas. Ojalá en estos días la nevada de Dios, la paz de Dios, la ternura de Dios, la alegría de Dios, descienda sobre todos nosotros como descendió hace dos mil años sobre un pesebre en la ciudad de Belén.
Pues bien: la Navidad es como el tiempo en el que esa misericordia de Dios se reduplica sobre el mundo y sobre nuestras cabezas. Es como si, al darnos a su Hijo, nos amase el doble que de ordinario. Durante estos días de Navidad, todos los que tienen los ojos bien abiertos se vuelven más niños porque es como si fuesen redobladamente hijos y como si Dios fuera en estos días el doble de Padre.
Pero ¿cuántos se dan cuenta de ello? ¿Cuántos están tan distraídos con las fiestas familiares que en estos días no se acuerdan de su alma?... Por eso yo quisiera invitarles, amigos míos, a abrir sus ventanas y sus ojos, a descubrir la maravilla de que Dios nos ama tanto que se vuelva uno de nosotros. Y que vivan ustedes estos días de asombro en asombro. Que se hagan ustedes las grandes preguntas que hay que hacerse estos días y que descubran que cada respuesta es más asombrosa que la anterior.
La primera pregunta es:
¿Qué pasa realmente estos días? Y la respuesta es que Alguien muy importante viene a visitarnos.
¿Quién es el que viene? Nada menos que el Creador del mundo, el autor de las estrellas y de toda carne.
¿Y cómo viene? Viene hecho carne, hecho pobreza, convertido en un bebé como los nuestros.
¿A qué viene? Viene a salvarnos, a devolvernos la alegría, a darnos nuevas razones para vivir y para esperar.
¿Para quién viene? Viene para todos, viene para el pueblo, para los más humildes, para cuantos quieran abrirle el corazón.
¿En qué lugar viene? En el más humilde y sencillo de la tierra, en aquél donde menos se le podía esperar.
¿Y por qué viene? Sólo por una razón: porque nos ama, porque quiere estar con nosotros.
Y la última pregunta, tal vez la más dolorosa:
¿Y cuáles serán los resultados de su venida? Los que nosotros queramos. Pasará a nuestro lado si no sabemos verle. Crecerá dentro de nosotros si le acogemos.
Dejad, amigos míos, que crezcan estas preguntas dentro de vuestro corazón y sentiréis deseos de llorar de alegría. Y descubriréis que no hay gozo mayor que el de sabernos amados, cuando quien nos ama —iy tanto!— es nada menos que el mismo Dios.
3. Alegría sin nostalgias
El mensaje en Navidad no puede ser otro que éste: Alegría, alegría, alegría.
o            Alegría para los niños que acaban de nacer, y para los ancianos que en estos días se preguntan si llegarán a las navidades del año que viene.
o            Alegría para los que tienen esperanza y para los que ya la han perdido.
o            Alegría para los abandonados por todos y para las monjas de clausura que estas noches bailarán como si se hubieran vuelto repentinamente locas.
o            Alegría para las madres de familia que en estos días estarán más cansadas de lo habitual y para esos hombres que a lo mejor en estos días se olvidan un poquito de ganar dinero y descubren que hay cosas mejores en el mundo.
o            ¡Alegría, alegría para todos!
o            Alegría, porque Dios se ha vuelto loco y ha plantado su tienda en medio de nosotros.
o            Alegría, porque Él, en Navidad, trae alegría suficiente para todos.
Con frecuencia oigo a algunos amigos que me dicen que a ellos no les gusta la Navidad, que la Navidad les pone tristes. Y, mirada la cosa con ojos humanos, lo entiendo un poco. La Navidad es el tiempo de la ternura y la familia y, desgraciadamente, todos los que tenemos una cierta edad, vemos cómo en estos días sube a los recuerdos la imagen de los seres queridos que se fueron. Uno recuerda las navidades que pasó con sus padres, con sus hermanos, con los que se fueron, y parece que dolieran más esos huecos que hay en la mesa familiar.
Sin embargo, creo que mirando la Navidad con ojos cristianos son infinitamente más las razones para la alegría que esos rastros de tristeza que se nos meten por las rendijas del corazón. Por de pronto en Navidad descubrimos más que en otras épocas del año que Dios nos ama.
La verdad es que para descubrir ese amor de Dios hacia nosotros en cualquier fecha del año basta con tener los ojos limpios y el corazón abierto. Pero también es verdad que en Navidad el amor de Dios se vuelve tan apabullante que haría falta muchísima ceguera para no descubrirlo. Y es que en Navidad Dios deja la inmensidad de su gloria y se hace bebé para estar cerca de nosotros.
Se ha dicho que los hombres podemos admirar y adorar las cosas grandes, pero que amarlas, lo que se dice amarlas, sólo podemos amar aquello que podemos abrazar. Por eso al Dios de los cielos podemos adorarle, al pequeño Dios de Belén nos es fácil amarle, porque nos muestra lo mejor que Dios tiene, su pequeñez, su capacidad de hacerse pequeño por amor a los pequeños.
Y éste sí que es un motivo de alegría: un Dios hermano nuestro, un Dios digerible, un Dios vuelto calderilla, un hermoso tipo de Dios que los hombres nunca hubiéramos podido imaginar si Él mismo no nos lo hubiera revelado y descubierto. Y si en Navidad descubrimos que Dios nos ama y que podemos amarle, podemos también descubrir cómo podemos amarnos los unos a los otros.
Lo mejor de la Navidad es que en esos días todos nos volvemos un poco niños y, consiguientemente, se nos limpian a todos los ojos. Durante el resto del año todos miramos con los ojos cubiertos por las telarañas del egoísmo. Nuestros prójimos se vuelven nuestros competidores. Y vemos en ellos, no al hermano, sino al enemigo potencial o real.
Pero ¿quién es capaz de odiar en Navidad? Habría que tener muy corrompido el corazón para hacerlo. La Navidad nos achica, nos quita nuestras falsas importancias y, por lo mismo, nos acerca a los demás. ¿Y qué mayor alegría que redescubrir juntos la fraternidad?
Por eso, amigos míos, déjenme que les pida que en estos días no se refugien ustedes en la nostalgia. No miren hacia atrás. Contemplen el presente. Descubran que a su lado hay gente que les ama y que necesita su amor. Si lo hacen, el amor de Dios no será inútil. Y también en sus corazones será Navidad.

CANCIÓN "DIOS CON NOSOTROS"

interpretada por Dámaris Fraire
Una invitación a descubrir las consecuencias de que Dios esté y cuente con nosotros




EVANGELIOS DEL TIEMPO DE NAVIDAD (I)

Puede verse el nacimiento de Jesús según la película Jesús de Nazaret en 


MISA DE MEDIANOCHE (San Lucas 2,1-14)
En aquellos días salió un decreto del emperador Augusto, ordenando hacer un censo del mundo entero.

Este fue el primer censo que se hizo siendo Cirino gobernador de Siria. Y todos iban a inscribirse, cada cual a su ciudad.
También José, que era de la casa y familia de David, subió desde la ciudad de Nazaret en Galilea a la ciudad de David, que se llama Belén, para inscribirse con su esposa María, que estaba encinta. Y mientras estaban allí le llegó el tiempo del parto y dio a luz a su hijo primogénito, lo envolvió en pañales y lo acostó en un pesebre, porque no tenían sitio en la posada.
En aquella región había unos pastores que pasaban la noche al aire libre, velando por turno su rebaño.
Y un ángel del Señor se les presentó: la gloria del Señor los envolvió de claridad y se llenaron de gran temor.
El ángel les dijo:
—No temáis, os traigo la buena noticia, la gran alegría para todo el pueblo: hoy, en la ciudad de David, os ha nacido un Salvador: el Mesías, el Señor. Y aquí tenéis la señal: encontraréis un niño envuelto en pañales y acostado en un pesebre.
De pronto, en torno al ángel, apareció una legión del ejército celestial, que alababa a Dios, diciendo:
Gloria a Dios en el cielo,
y en la tierra, paz a los hombres que Dios ama.


MISA DE LA AURORA (San Lucas 2,15-20)
Cuando los ángeles los dejaron, los pastores se decían unos a otros:
-Vamos derechos a Belén, a ver eso que ha pasado y que nos ha comunicado el Señor.
Fueron corriendo y encontraron a María y a José y al niño acostado en el pesebre. Al verlo, les contaron lo que les habían dicho de aquel niño.
Todos los que lo oían se admiraban de lo que decían los pastores. Y María conservaba todas estas cosas, meditándolas en su corazón. Los pastores se volvieron dando gloria y alabanza a Dios por lo que habían visto y oído; todo como les habían dicho.

DOMINGO DE LA SAGRADA FAMILIA (San Lucas 2,41-52)
Los padres de Jesús solían ir cada año a Jerusalén por las fiestas de Pascua.
Cuando Jesús cumplió doce años, subieron a la fiesta según la costumbre, y cuando terminó, se volvieron; pero el niño Jesús se quedó en Jerusalén, sin que lo supieran sus padres.
Estos, creyendo que estaba en la caravana, hicieron una jornada y se pusieron a buscarlo entre los parientes y conocidos; al no encontrarlo, se volvieron a Jerusalén en su busca.
A los tres días, lo encontraron en el templo, sentado en medio de los maestros, escuchándolos y haciéndoles preguntas: todos los que le oían, quedaban asombrados de su talento y de las respuestas que daba.
Al verlo, se quedaron atónitos, y le dijo su madre:
-Hijo, ¿por qué nos has tratado así? Mira que tu padre y yo te buscábamos angustiados.
El les contestó:
-¿Por qué me buscabais? ¿No sabíais que yo debía estar en la casa de mi Padre?
Pero ellos no comprendieron lo que quería decir.
El bajó con ellos a Nazaret y siguió bajo su autoridad.
Su madre conservaba todo esto en su corazón.
Y Jesús iba creciendo en sabiduría, en estatura y en gracia ante Dios y los hombres.

DOMINGO SEGUNDO (San Juan 1,1-18)
En el principio ya existía la Palabra, y la Palabra estaba junto a Dios, y la Palabra era Dios. La Palabra en el principio estaba junto a Dios.
Por medio de la Palabra se hizo todo, y sin ella no se hizo nada de lo que se ha hecho.
En la Palabra había vida y la vida era la luz de los hombres. La luz brilla en la tiniebla, y la tiniebla no la recibió.
[Surgió un hombre enviado por Dios, que se llamaba Juan:
éste venía como testigo, para dar testimonio de la luz, para que por él todos vinieran a la fe No era él la luz, sino testigo de la luz.]

La Palabra era la luz verdadera, que alumbra a todo hombre.
Al mundo vino y en el mundo estaba; el mundo se hizo por medio de ella, y el mundo no la conoció.
Vino a su casa, y los suyos no la recibieron.Pero a cuantos la recibieron, les da poder para ser hijos de Dios, si creen en su nombre. Estos no han nacido de sangre, ni de amor carnal, ni de amor humano, sino de Dios.

Y la Palabra se hizo carne, y acampó entre nosotros, y hemos contemplado su gloria: gloria propia del Hijo único del Padre, lleno de gracia y de verdad.
[Juan da testimonio de él y grita diciendo. —Este es de quien dije: «El que viene detrás de mi, pasa delante de mí, porque existía antes que yo.» Pues de su plenitud todos hemos recibido, gracia tras gracia: porque la ley se dio por medio de Moisés, la gracia y la verdad vinieron por medio de Jesucristo.
A Dios nadie lo ha visto jamás: el Hijo único, que está en el seno del Padre, es quien lo ha dado a conocer.]




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lunes, 21 de diciembre de 2009

10. ADVIENTO 2.009: CUARTA SEMANA: ALEGRÍA


CORONA DE ADVIENTO
La vela blanca: El blanco es el color que utilizamos frecuentemente para representar la luminosidad. Es un color que transmite confianza y alegría y puede convertirse en una invitación para que vivamos y contagiemos la verdadera alegría como María.


EVANGELIO DEL CUARTO DOMINGO
(Mi 5,1-4; Heb 10,5-10; Lc 1,39-45)
En aquellos días, María se puso en camino y fue aprisa a la montaña, a un pueblo de Judá; entró en casa de Zacarías y saludó a Isabel. En cuanto Isabel escuchó el saludo de María, saltó la criatura en su vientre. Se llenó Isabel del Espíritu Santo, y dijo voz en grito: ¡Bendita tú eres entre las mujeres y bendito el fruto de tu vientre! ¿Quién soy yo para que me visite la madre de mi Señor? En cuanto tu saludo llegó a mis oídos, la criatura saltó de alegría en mi vientre. ¡Dichosa tú que has creído!, porque lo que te ha dicho el Señor se cumplirá.
  • Para ver la escena según aparece en la película Jesús de Nazaret de Zeffirelli:  
    http://www.youtube.com/watch?v=NPHsZHWvsfI

PARA PENSAR:  
¿Me pongo fácilmente en camino hacia los demás como María? ¿Soy una persona verdaderamente alegre?

CANCIÓN DE LA SEMANA: El himno a la alegría
El himno a la alegría constituye una llamada a la construer con alegría y esperanza la fraternidad. Si ese es un deseo que anida en el corazón de todo hombre y mujer cuando más ha de llenar el corazón de todo cristiano en las vísperas de la Navidad




ACTIVIDADES SIGNIFICATIVAS 
PARA ACABAR EL 
ADVIENTO
·  El martes 22 de diciembre a las 8 de la tarde habrá una celebración del sacramento de la reconciliación para prepararnos interiormente para acoger al Dios hecho Niño en Belén. ¡Dejémonos alcanzar por el perdón sanador de Dios!
·  Este tiempo que precede a la Navidad es muy propicio para tener presentes a los más pobres (sin recursos económicos, enfermos, solos…) y compartir con ellos nuestro tiempo, nuestro dinero… Además de la colecta especial para Caritas del tercer domingo  podemos participar en la Campaña “compartir” entregando en la parroquia dinero o alimentos no perecederos.
·  Todavía se puede participar en el concurso de belenes haciendo la inscripción en la Parroquia antes del día 24. Con la misa del gallo de esa noche empezaremos la Navidad pero de eso trataremos en la próxima entrada.
TAMBIÉN CON MARÍA NOS INTERPELAMOS A LAS PUERTAS DE LA NAVIDAD…
El sueño de María
José, anoche tuve un sueño muy extraño, como una pesadilla. La verdad es que no lo entiendo. Se trataba de una fiesta de cumpleaños de nuestro Hijo.
La familia se había estado preparando por semanas decorando su casa. Se apresuraban de tienda en tienda comprando toda clase de regalos. Parece que toda la ciudad estaba en en lo mismo porque todas las tiendas estaban abarrotadas. Pero algo me extrañó mucho: ninguno de los regalos era para nuestro Hijo.
Envolvieron los regalos en papeles lindísimos y les pusieron cintas y lazos muy bellos. Entonces los pusieron bajo un árbol. Si, un árbol, José, ahí mismo dentro de su casa. También decoraron el árbol; las ramas estaban llenas de bolas de colores y ornamentos brillantes. Había una figura en el tope del árbol. Parecía un angelito. Estaba precioso.
Por fin, el día del cumpleaños de nuestro Hijo llegó. Todos reían y parecían estar muy felices con los regalos que daban y recibían. Pero fíjate José, no le dieron nada a nuestro Hijo. Yo creo que ni siquiera lo conocían. En ningún momento mencionaron su nombre. ¿No te parece raro, José, que la gente pase tanto trabajo para celebrar el cumpleaños de alguien que ni siquiera conocen? Me parecía que Jesús se habría sentido como un intruso si hubiera asistido a su propia fiesta de cumpleaños.
Todo estaba precioso, José y todo el mundo estaba tan feliz, pero todo se quedó en las apariencias, en el gusto de los regalos. Me daban ganas de llorar que esa familia no conocía a Jesús. ¡Qué tristeza tan grande para Jesús - no ser invitado a Su propia fiesta!
Estoy tan contenta de que todo era un sueño, José. ¡Qué terrible si ese sueño fuera realidad!



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domingo, 13 de diciembre de 2009

9. ADVIENTO 2.009: TERCERA SEMANA: AMOR


CORONA DE ADVIENTO

La forma circular de la corona: El círculo no tiene principio ni fin. Es señal del amor de Dios que es eterno, sin principio y sin fin, y también de nuestro amor a Dios y al prójimo que nunca debe de terminar.
La vela roja representa nuestro amor a Dios y el amor de Dios que nos envuelve.



EVANGELIO DEL TERCER DOMINGO (Sof 3,14-18; Flp 4,4-7; Lc 3,10-18)

     En aquel tiempo, la gente preguntaba a Juan: Entonces, ¿qué hacemos? Él contestó: El que tenga dos túnicas, que se las reparta con el que no tiene; y el que tenga comida, haga lo mismo. Vinieron también a bautizarse unos publicanos y le preguntaron: Maestro, ¿qué hacemos nosotros? Él les contestó: No exijáis más de lo establecido. Unos militares le preguntaron: ¿Qué hacemos nosotros? Él les contestó: No hagáis extorsión a nadie, ni os aprovechéis con denuncias, sino contentaos con la paga. El pueblo estaba en expectación y todos se preguntaban si no sería Juan el Mesías; él tomó la palabra y dijo a todos: Yo os bautizo con agua; pero viene el que puede más que yo, y no merezco desatarle la correa de sus sandalias. Él os bautizará con Espíritu Santo y fuego: tiene en la mano la horca para aventar su parva y reunir su trigo en el granero y quemar la paja en una hoguera que no se apaga. Añadiendo otras muchas cosas, exhortaba al pueblo y le anunciaba la Buena Noticia.

PARA PENSAR: ¿Tengo claro lo que Dios espera de mí? ¿Cómo ando de amor y generosidad para con los más pobres?

CANCIÓN PARA LA SEMANA: Amor sobre todo del grupo Jesed
Sólo por tu amor te perdonarán los pobres el pan que les des”. Estas palabras de S. Vicente de Paúl (un gran apóstol de los más pobres) expresan el sentido de la canción: no basta dar, hay que darnos con amor en lo que damos a los pobres.






 PELÍCULA DE LA SEMANA: La misión

Esta película nos lleva a una situación concreta de pobreza (América en tiempo de la colonización de los españoles y portugueses) y nos plantea diversos interrogantes: ¿Las situaciones son así y no podemos cambiarlas? ¿Las situaciones las hemos hecho así (por acción u omisión) y podemos cambiarlas? ¿Qué exige el compromiso con los más pobres? ¿Tiene sentido el recurso a la violencia? ¿El fin bueno justifica los medios malos empleados? ¿Dónde está Dios en esos momentos?...





ADVIENTO: JESÚS SIENDO RICO SE HIZO POBRE
PARA ENRIQUECERNOS


En la Parroquia contamos desde el 12 de enero de 2.007 a la Virgen Blanca del Contenedor. La imagen fue rescatada de las inmediaciones de un contenedor (de ahí en nombre) donde la habían dejado/tirado. Una señora con sus hijos la “salvó” metiéndola en una lonja.
Lo ocurrido con nuestra imagen ¿no puede ser una invitación a que rescatemos de los distintos contenedores del olvido y de la marginación a las personas necesitadas de nuestra acogida y amor fraterno?


¿QUÉ TENEMOS QUE HACER?
En el evangelio de hoy (tercer domingo de adviento) un grupo de personas se acercan a Juan Bautista para preguntarle: “¿Qué tenemos que hacer?” Su respuesta es clara: “El que tenga dos túnicas que las reparta con el que no tiene; y el que tenga comida que haga lo mismo”. También nosotros estamos llamados a compartir lo que somos y tenemos con los que menos tienen en los diversos aspectos: dinero, salud, compañía, familia…
No es fácil compartir y comprometernos con los otros. ¿La razón de fondo? Quizás haya que encontrarla en que nos preguntamos consciente o inconscientemente ¿qué me puede pasar a mí si comparto o me comprometo? Y nos olvidamos de plantearnos ¿qué le puede pasar a esa persona o esas personas si no comparto o me comprometo?
Dios se hizo niño en belén porque… quiso enriquecernos con su pobreza/riqueza.

¿CÓMO PODEMOS COLABORAR CON CARITAS PARROQUIAL?
1.       Viviendo día a día desde la lógica de Jesús de compartir y comprometerse para que los otros (preferentemente los que sufren diversas pobrezas) tengan vida y vida abundante
2.       Incorporándonos al grupo de voluntarios de Caritas parroquial.
3.       Comprometiéndonos en una cuota económica (mensual, trimestral o anual) a favor de las necesidades de Caritas parroquial.
4.       Colaborando esporádicamente en las diversas campañas a favor de los más necesitados que se desarrollan a lo largo del año.


ACTIVIDADES SIGNIFICATIVAS DEL 
ADVIENTO PARROQUIAL



·  El sábado día 19 habrá un retiro espiritual en la Parroquia. Comenzará a las 10.30 con los laudes y la eucaristía y concluirá a las 5.30 de la tarde. Una oportunidad para saborear con tranquilidad de la Buena Noticia de un Dios que nos ama hasta hacerse niño.
·  El domingo día 20 de diciembre llevaremos un pequeño belén al monte. Habrá eucaristía en la iglesia a las 10.30; al acabar iremos caminando (unos 45 minutos) hasta un montecillo de los alrededores; al llegar pondremos el belén, cantaremos algunos villancicos, compartiremos algo “comestible” que llevemos y… regresaremos a nuestros hogares para comer. ¡Animaros a participar toda la familia: padres, hijos, abuelos…!
·  El martes 22 de diciembre a las 8 de la tarde habrá una celebración del sacramento de la reconciliación para prepararnos interiormente para acoger al Dios hecho Niño en Belén. ¡Dejémonos alcanzar por el perdón sanador de Dios!
·  Este tiempo que precede a la Navidad es muy propicio para tener presentes a los más pobres (sin recursos económicos, enfermos, solos…) y compartir con ellos nuestro tiempo, nuestro dinero… Además de la colecta especial para Caritas del tercer domingo  podemos participar en la Campaña “compartir” entregando en la parroquia dinero o alimentos no perecederos.
·  Es época también para ir poniendo el belén en nuestros hogares (podemos ir colocando una figura cada semana: 1ª cuna; 2ª mula y buey; 3ª san José; 4ª Virgen María; Nochebuena: Niño Jesús). Se puede participar en el concurso de belenes haciendo la inscripción en la Parroquia. Se agradecería también la colaboración para poner el belén de la Parroquia a partir del lunes 14.
·  Podemos participar en el concurso ¿Que te dice, contagia, transmite, sugiere… la imagen de la Virgen Blanca del Contenedor? Obsérvala en la iglesia y/o en la página web/blog parroquial, escribe lo que te sugiere y entrégalo en la Parroquia
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